Ni una sola vez me puedes reprochar
que dejè de amarte, no ni una sola vez.
Ya no habrà dolor que podrà
cambiar algo en mì, y te pueda olvidar.
Volver al muelle y allì esperar que
la luz del sol no se vaya sola, sola.
Tienes el sabor y la furia del mar pero:
¿Quièn es la lluvia que trae tu paz?
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